CUANDO TODO SE COMPLICA... PERO TE GUSTA

Cuando todo se complica... pero te gusta

Cuando todo se complica... pero te gusta

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¿Quién no ha caído, al menos una vez, en el dulce enredo de una mirada cómplice?
Nada está claro, pero todo se siente; no sabes a dónde va, pero tampoco quieres soltar la cuerda.


Encuentro o Episodio Piloto: Bienvenidos al Caos Encantador


Empieza la charla, se cruzan las primeras risas, y en ese instante parece que todo fluye como si estuvieran repitiendo una coreografía que ya habían ensayado en sueños.
Es común creer que se está forjando una conexión cuántica, pero en realidad solo comparten el trauma de odiar los lunes y no saber qué hacer con los domingos.


El Arte de Coquetear con Puntos Suspensivos


Porque ahora los “buenos días” compiten con la última foto en el feed, y los silencios estratégicos valen más que un discurso apasionado.
Y aun así, nadie deja el juego. Porque, a pesar de la ansiedad... el misterio también enamora.
Y aunque nada de eso tenga sentido para el resto del mundo, ambos saben que acaban de vivir un capítulo digno de una serie romántica que nadie grabó… pero que no van a olvidar.


Último Acto: El Caos Tiene Su Encanto


Tal vez los enredos son la verdadera forma en que el universo nos recuerda que seguimos vivos, atentos, deseando algo más.

El enredo bien vivido no duele: pica, provoca, despierta.

Así que la próxima vez que te encuentres envuelto en una historia sin guion, con silencios incómodos, emojis sospechosos y cafés que atractivo deslumbrante nunca se terminan... relájate.

El mejor guion es el que se escribe entre miradas, risas, malentendidos y puntos suspensivos.

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